MÁS QUE UN JOVEN ASESINADO, UN COMPAÑERO CAÍDO

A principios del 2003, una nueva etapa de experiencias y vivencias comenzaba en mi vida, ingresaba como voluntario a la Subsecretaría de Bienestar Social del Litoral, a pedido de un amigo que se desempeñaría como Director de Juventud, formaríamos un grupo de trabajo conjuntamente con tres compañeros de diferentes experiencias en el área juvenil, entre ellos Lenín Cali joven de 23 años con una gran experiencia en grupos juveniles de barrios, conocidos como pandillas en nuestro medio. Comenzaba un nuevo gobierno y teníamos muchos sueños de lograr algún tipo de cambio en beneficio de un problema social creciente en nuestra ciudad; este era la creciente e imparable ola de actividades delincuenciales por miembros de las pandillas. Inmediatamente dado el apoyo por el Subsecretario de ese entonces y el Ministro, iniciamos la tarea de agrupar a varias organizaciones que venían trabajando en el tema y que no se podía desperdiciar dicha experiencia, y la experiencia de Lenín se notaba en las diferentes reuniones que se mantuvieron, sin importar las largas horas de trabajo que debimos utilizar para familiarizarnos con los extensos y burocráticos formatos de proyectos del Ministerio de Economía y Finanzas logramos presentarlos para que puedan estar dentro del presupuesto anual, como luego ocurrió. Las diferencias eran siempre minúsculas entre ambos porque a la hora de poner a trabajar los cerebros, había algo mucho más grande que las ideologías que nos unía a seguir adelante, definitivamente yo tenía suerte estaba trabajando junto a un gran líder que se esmeraba en aprender y aplicar lo más justo y ético en su trabajo, teniendo en cuenta que nuestro esfuerzo era doble porque por un lado éramos jóvenes con ideas que para algunas parecían de sacadas de sueños (aunque todas bien justificadas), y por otro había que vender una idea de que lo malo no eran las pandillas en sí, sino el tipo de actividad que estaban haciendo, y créanme que no era nada fácil, tomando en consideración las expresiones de exterminar a las pandillas por parte del Alcalde de la ciudad. Lenín, militante del Movimiento Pachakutik, en donde venía militando desde hace varios años, recientemente este fin de semana asistió al congreso del movimiento en su calidad de coordinador de juventud que ocupaba por 3 años, y seguía bregando por la importancia que se le tenía que dar al gran sector de los jóvenes dentro de su organización. Sus fines de semana eran intocables para reuniones, pues las dedicaba a actividades deportivas con los chicos de su sector, como forma de acercamiento para conversar con ellos, e incentivarlos a un tipo de vida más positivo. Lamentablemente los últimos 7 meses habíamos perdido el contacto, luego de retirarnos de la cartera de estado inicialmente mencionada, por diferencias con las ineficientes políticas adoptadas desde el ejecutivo y asesores; pero en fin nunca tuve la oportunidad de despedirme de mi fugaz amigo y compañero que el destino puso en mi camino, camino o destino que incomprensiblemente la noche de ayer le quito la luz de la vida, precisamente por un supuesto miembro de una de las pandillas de las tantas, que él pensaba sacar hacia delante por los caminos de las buenas acciones y de actividades propias de jóvenes. Por mi parte estas breves líneas que escribo sobre él no son en ningún momento suficientes para describir esas ganas de Lenín por seguir adelante, luchando por un futuro social diferente, más justo y solidario, más ético y moral. Hasta siempre compañero. Información adicional se ha publicado en www.eluniverso.com sección sucesos del 30 de junio del 2004, bajo el titular: Joven fue asesinado por robarle la bicicleta en suburbio de Guayaquil

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